En tus manos by Mercedes Gallego

En tus manos by Mercedes Gallego

autor:Mercedes Gallego [Gallego, Mercedes]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Romántico
editor: ePubLibre
publicado: 2021-07-29T00:00:00+00:00


Capítulo 46

MIEDOS

La comida transcurre en un guirigay de conversaciones a distintas bandas.

Isa afronta un interrogatorio sobre su decisión de ser madre soltera y su trabajo en la editorial. Sale bien parada, porque por algo nos aventaja en edad y tiene las ideas muy claras.

Sandra comenta asuntos de su exposición y luego se centra en el Reiki, disciplina en la que es maestra. Jana se emboba con sus explicaciones y los tatuajes que le adornan las muñecas. Le impacta escuchar que me envió mucho Reiki a distancia cuando yo estaba en Kabul, y después, cuando me trajeron al Gómez Ulla, aunque yo no sea un receptor especialmente dispuesto. El reproche me lo hizo anoche también, cuando nos encontramos, así que no me cae por sorpresa. Replico del mismo modo, con una sonrisa condescendiente. ¡Si soy poco amigo de los fármacos, de las terapias alternativas bastante menos! Las considero peligrosas en según qué gente, y pese a que conozco la buena voluntad de Sandra, hay mucho desalmado por el mundo.

Terminada la tarta de Isa, decidimos bajar calorías con el prometido paseo. Mi madre prefiere quedarse en casa, con la intención de ordenar la cocina por más que Berta se lo haya prohibido, y Ramón se apresura a sumarse con la esperanza de dar una cabezada.

Germán se hace cargo de los niños y de Teo, y mi hermana y Sandra asaltan a Isa para que les cuente más de la dichosa novela que la tiene entusiasmada.

Jana y yo nos retrasamos, haciendo mimos a Teo cuando viene a comprobar que no le perdemos el rastro. Caminamos en silencio. Jana con el rostro levantado, recibiendo el sol en su tez morena, sin protección de gafas. Hunde las manos en los bolsillos, no sé si para no dármelas. Lo cual respeto, pero me incomoda.

Atravesamos unas cuantas avenidas arboladas. Con la buena temperatura, los tricantinos han optado por acomodarse en calles y terrazas, igual que nosotros, y la paz habitual queda rota por el alborozo de los niños.

Pienso que ya no puedo aguantar más la distancia cuando Jana me interroga:

—¿En cuántas misiones has estado?

¡Suelto el aire! «Sí que está preocupada».

—En tres. La de Líbano fue la menos peligrosa.

—¿Duran mucho?

—Depende. Unos meses. —Me paro a mirarla y la obligo a sacar las manos para poder tocarla. Berta me ve por el rabillo del ojo e incita al resto a meterse en una zona de césped. Nos concede espacio—. ¡Necesito explicarte algo! En estos años no he puesto especial afán en regresar a casa. ¡Me entusiasmaba mi trabajo! Pero ahora lo siento de otro modo. No solo por lo que ocurrió, que me tiene tocado. Sé que, en algún momento, me repondré y regresaré a esos escenarios. ¡El guerrero que hay en mí no va a permitir que lo derroten el miedo y las pesadillas! Además, me siento incompleto sin esa acción para la que me preparé desde muy joven. Sin embargo, aunque desee incorporarme a mi puesto, he encontrado un motivo para volver, diferente al de ahorrarle sufrimiento a mi familia.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.